Hoy en día, en los países occidentales, lucir una sonrisa bonita es sinónimo de unos dientes bien alineados y extremadamente blancos. Sin embargo, en el antiguo Japón, la costumbre entre las mujeres de la alta realeza era exactamente lo contrario; su máximo deseo era tener los dientes negros como signo de estatus en comparación al resto de la sociedad.
¿Por qué elegían exactamente este color? ¿Qué hacían para tintarse los dientes de negro? ¿Todavía sigue estando vigente esta costumbre tan chocante? Conocida por el nombre de Ohaguro, la práctica de ennegrecerse los dientes fue sobre todo popular en los periodos Heian y Edo, desapareciendo poco a poco a medida que el país se abrió al resto del mundo.
Además del motivo estético, en la cultura japonesa se ha considerado que el ohaguro es beneficioso para la salud bucodental. La clave está en usar los productos adecuados para proteger el esmalte de los dientes, evitando así las temidas caries e incluso la pérdida de piezas dentales.
Te contamos todo lo que debes saber sobre los dientes negros en Japón, su historia, procedencia, y cómo se vive en la actualidad, incluso en aquellas personas que todavía la siguen practicando. ¡Te sorprenderá!
Ohaguro; la moda de pintarse los dientes negros
¿Por qué se pintaban los dientes de negro en Japón? Se conoce como ohaguro la técnica de pintarse los dientes de color negro que se hacía antiguamente en Japón. Esta práctica se hizo muy popular sobre todo en el periodo Heian, en el siglo X, y se mantuvo durante siglos a lo largo del periodo Edo hasta finales del siglo XIX.
La costumbre de pintarse los dientes negros se extendió en un principio ente las mujeres japonesas casadas de la aristocracia, y también entre los guerreros samuráis. Lo mismo ocurrió en otras zonas y países cercanos, como en el sudeste de China y países del sudeste asiático.
La palabra ‘ohaguro’ se compone de varios kanjis. Por un lado está la preposición honorífica ‘o’ que se utiliza en Japón para enfatizar un concepto. También encontramos la mezcla de ‘ha’ que significa ‘diente’ y ‘kuro’ que es la palabra para el color ‘negro’. ¡Es sencillo!
¿Y por qué el color negro y no cualquier otro? Pues precisamente el negro era el color asociado a las clases más altas de la sociedad japonesa. Era un color que se caracterizaba por su solidez, ya que no se puede teñir por ninguno otro.
El tinte negro no estaba al alcance de la mayoría de la población, y solo los que tenían mayor poder adquisitivo se podían permitir vestir con ropa negra, y por supuesto, decorar sus dientes de esta manera, diferenciándose de los demás de una forma muy evidente.
Origen de los dientes negros
La tradición de pintarse los dientes de negro ha existido durante muchos siglos en Japón. Ha sido considerado símbolo de belleza en este país, y aunque se ha realizado en otros lugares del planeta, es una costumbre que está estrechamente ligada a la cultura nipona.
A día de hoy no se sabe exactamente en qué momento empezaron a pintarse los dientes negros. Hay muchas teorías sobre ello. Una de las primeras referencias que se tiene es el libro ‘Genji Monogatari’ del siglo XII, más concretamente en el cuento ‘Mushi Mezuru Himegimi’, que se traduce como ‘La princesa que amaba los insectos’.
No obstante, el ohaguro ya se hacía anteriormente a esta fecha, entre los siglos IX y XI, cuando las mujeres más importantes de la aristocracia se teñían los dientes. Esto se hacía como un rito de madurez, indicando que las jóvenes estaban prometidas o casadas.
En los chicos se extendió igualmente, pero más concretamente entre los aprendices de guerreros. A los 15 o 16 años, cuando los samuráis pasaban su ceremonia de iniciación o ‘genpuku’, pintaban sus dientes como señal de que habían madurado.
Los más mayores lo hacía como acto de fidelidad a los señores a los que servían, reflejando la decisión de no volver a servir a otro señor por el resto de su vida. Muchas cortesanas y prostitutas hacían lo propio para convertirse en mujeres más deseadas. No hay que olvidar que este era el mayor estándar de belleza en este momento clave de la historia de Japón.
Significado del ohaguro en el Japón feudal
Pintarse los dientes negros comenzó como una costumbre estética entre las personas más poderosas de la época. Las primeras en diferenciarse de la ‘gente plebeya’ fueron las mujeres de la aristocracia, que buscamos una manera distinguida y elegante de mostrar su belleza.
En esta época estaban muy de moda los lacados de color negro para la madera. Cuanto más puro era el color del lacado, más valioso era el objeto decorado con este. Por ello se buscaba un efecto similar en los dientes, que se pintaban con frecuencia para que se vieran lo más oscuros y brillantes posible.
Poco a poco, el teñido de los dientes se fue popularizando, y se utilizaba también en hombres aristócratas. A medida que pasaban los años, y las técnicas de teñido llegaban a conocimiento de más gente, las mujeres de todas las clases querían verde igual de hermosas que las emperatrices y princesas.
¿Por qué las japonesas se pintan los dientes de negro? Las chicas jóvenes casadas, aunque siendo plebeyas, también se pintaban los dientes, así como las geishas más importantes que querían distinguirse de las demás.
En cambio, los marginados y los más pobres tenían completamente prohibido teñirse los dientes. Además de tener permiso, tampoco podían pagarse los pigmentos utilizados para colorear los dientes oscuros.
Durante el periodo Sengoku, que era cuando se popularizó más los dientes negros entre los señores más importantes, los samuráis que cortaban las cabezas de sus enemigos pintaban sus dientes de color negro para hacer creer que habían acabado con un señor importante. Esto causaba terror ante sus enemigos que temían que les pasara lo mismo en la batalla, y a veces se rendían sin combatir.
Cuidado de los dientes
Pero la costumbre del ‘black teeth’ no era meramente estética. Era considerada muy buena para la salud en una época en la que no había ni los conocimientos ni los productos adecuados para mantener saludable el esmalte dental y las encías.
Los tintes se consideraban como un sellador del esmalte dental que prevenía su deterioro. Se trataba de un líquido o pasta muy denso que al aplicarlo sobre los dientes actuaba como capa protectora.
Mucha gente consideraba también que con la aplicación se calmaba automáticamente cualquier dolor o molestia dental que tuviera anteriormente. En la mayoría de los caso tenía que ponerse a diario o cada dos días para que el color se mantuviera intacto; negro y brillante como debía ser.
Pero nada más lejos de la realidad. En ocasiones los productos usados en los tintes no eran tan buenos como pensaban. Los que tenían menor poder adquisitivo y quería lucir los dientes de la realeza utilizaban tintes más dañinos, y frecuentemente acababan con las encías inflamadas por la reacción que estos provocaban en sus bocas.
Tinte para dientes y aplicación
El principal tinte usado para pintar los dientes negros consistía en una mezcla de limaduras de hierro y vinagre. Por un lado, el vinagre con elevada acidez conseguía desgastar ligeramente el esmalte para que se abrieran los poros de la dentina, mientras que el color negro del hierro entraba en las capas más profundas para una mayor durabilidad del tratamiento.
En su forma más pura, el hierro es un metal antibacteriano, y por supuesto, un excelente sellador del esmalte. Pero el uso continuado de los tintes, día tras día, causaba un daño irreparable tanto en las piezas dentales como en las encías.
La mezcla de acetato de hierro se llamaba kanemizu, que significa ‘agua negra’. Además se podían añadir taninos vegetales naturales como el polvo de agallas (una especie de insecto), o té negro triturado. Estos polvos se disolvían en agua y vinagre, consiguiendo así la solución perfecta.
Para la tinción de los dientes había utensilios concretos. El tinte se ponía en un cuenco con asas llamado mimidarai, y este a su vez sobre una fina bandeja, watashigane.
También estaba el pincel de plumas para aplicarlo, el haguro-tsugi, la cajita con los polvos de agallas llamada fushi-bako, y un pequeño bol de porcelana para hacer gárgaras al terminar, el ugai-chawan. Todo ello se transportaba en un estuche especial llamado haguro-bako.
Antes de aplicar la pintura para dientes negra se frotaba el esmalte con la cáscara de una granada. Así se formaba una superficie pegajosa a la que se adhería mejor el tinte.
Sin embargo, al comer y en el día a día, el tinte se quita y acaba por desaparecer con el tiempo. Para que los dientes siempre mantuviesen en color negro intenso había que repetir como mucho cada dos días. Si se esperaba mucho entre aplicación y aplicación, los dientes se empezaban a ver con parches grises muy feos.
Ohaguro en la actualidad
El ohaguro es reversible, ya que el color negro no es natural en los dientes. Recuperar el color original dependerá en gran medida del número de aplicaciones del tinte que se hayan hecho, y por supuesto, del cuidado dental que haya tenido las personas que alguna vez tintaron sus sonrisas con este color.
A día de hoy, hay muy poca gente que luzca los dientes negros en Japón. Esta costumbre empezó a desaparecer a medidos del siglo XIX, en el periodo Meiji, con la introducción de los nuevos estándares de belleza venidos desde occidente.
Hay mujeres mayores que ya tienen el ohaguro permanente y lo mantienen por tradición, pero por supuesto, ya ni las princesas japonesas ni otras mujeres jóvenes lo realizan. La costumbre ha ido desapareciendo paulatinamente, y de hecho, en 1870 se declaró ilegal en los hombres y ya apenas se ve en las mujeres.
Es posible ver actrices con dientes negros en algunas películas históricas, o entre algunas geishas que siguen las costumbres tradicionales, o en festivales matsuri y festividades tradicionales.
Muchas maikos, aprendices de geisha, se hacen el ohaguro en la ceremonia de transición o erikae, pasando a ser una geiko de pleno derecho, como si se ‘casara’ con el arte que practicará para el resto de su vida.
Recientemente también se ha utilizado la técnica del tintado de dientes en las representaciones de teatro Kabuki. Los actores que interpretaban a mujeres casadas, señores de la nobleza o cortesanas, teñían sus dientes temporalmente con una pasta llamada hayagane, hecha con azúcar moreno y resina de pino.
Para que se mantuviera durante toda la función, añadían también cera, tinte negro de humo y miel de arroz. Calentándolo en una lámpara se forma una pasta fácil de aplicar como una fina capa sobre el diente.
El ohaguro está tan pasado de moda en Japón que muchas mujeres que aún conservan los dientes negros o ligeramente manchados, se suelen tapar la boca al reír para evitar que se vean.
No en vano, los estándares de belleza van cambiando con el paso de los años, y debido a la globalización, en Japón tienen cada vez más influencia de las modas occidentales, queriendo lucir una sonrisa más blanca en lugar de los característicos dientes negros que eran el máximo femenino hace algunos siglos.
(っ◔◡◔)っ Última actualización de esta publicación el 28 febrero, 2024 por Pili Rodriguez ♥
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Apasionada de los viajes y completamente enamorada de Japón. Ya son 3 veces las que he visitado Japón. Nunca un país me conquistó tanto. Únete a nuestro grupo de Mochileros en Japón en Facebook o a nuestro grupo de Whatsapp e interactúa con otros viajeros. ¿Tienes alguna pregunta? Entra en los grupos y resuelve tus dudas con otros usuarios 🙂